El Triangle Diari de Catalunya – 18/04

El flagelo de la desertificación

Por Miguel Rivero

La mitad del territorio de Portugal puede estar en riesgo de la desertificación. Valores más desfavorables de los suelos, en comparación con los de otros países del sur de Europa. Se hacen sentir los cambios climáticos en la Península Ibérica

El pasado 15 de abril fue conocido de que un estudio del Ministerio español del Ambiente revela que la Península Ibérica es una de las zonas más afectadas por las alteraciones climáticas de los últimos 30 años, con un aumento de las temperaturas de 0,5 grados por década

La temperatura de la Península Ibérica aumentó entre 1975 y 2005 a una velocidad tres veces superior a la del resto del planeta, revela el documento. El estudio agrega que se ha producido una reducción de las lluvias, principalmente en la parte final de los inviernos. La región del norte de Portugal es una de las más afectadas por esta disminución de las lluvias en la Península Ibérica. Ya hace más de cuatro años que la Liga para la Protección de la Naturaleza de Portugal alertó que el país “es uno de los mas susceptibles a la desertificación”, como resultado de las condiciones del clima, geológicas y del tipo de cobertura vegetal.

La organización ambientalista agregó que los mejores suelos agrícolas eran utilizados “para la construcción de viviendas”, o se producía la degradación por el uso indebido de sustancias químicas en la agricultura. Ya en esa época se advertía de que el 68 por ciento del territorio luso corría el riesgo de la erosión. La desertificación en Portugal se refleja en numerosos municipios que hacen frontera con España. La zona central y el sur del país son afectadas con frecuencia por numerosos incendios forestales, que producen una destrucción de la cobertura vegetal de los suelos.

Los veranos son muy secos y en cambio se producen lluvias torrenciales en el invierno. Con frecuencia ríos y arroyos que permanecieron parcial o totalmente secos corren con gran intensidad y llevan consigo muchos sedimentos de los suelos, más grave mientras sean menos fértiles y, por lo tanto, casi desprovistos de vegetación.

MITAD DEL PAÍS EN RIESGO

La cuestión de los suelos es un aspecto clave para analizar el fenómeno de la desertificación en Portugal. En este aspecto, el país presenta los valores más desfavorables comparados con otros del sur de Europa (Italia, España y sur de Francia), con apenas ocho por ciento de los suelos de buena calidad, mientras que el 66 por ciento es de baja calidad y el 25 por ciento están clasificados como moderados. El promedio de los suelos de los otros países del sur de Europa apunta para el 14 por ciento de buena calidad, 52 por ciento de baja calidad y el 27% de moderada. Unos índices que reflejan las condiciones más desfavorables de Portugal.

Desde el 16 de junio del pasado año, el  ambientalista luso Eugenio Sequeira alertó de que la mitad del territorio nacional está en riesgo de desertificación. Profesor universitario, ingeniero agrónomo y ex presidente de la Liga para la Protección de la Naturaleza, Sequeira consideraba que el riesgo de la desertificación, que en 1994 afectaba un tercio del territorio nacional, ahora abarca la mitad del país. Militante del gobernante Partido Socialista, Sequeira afirma: “Ningún gobierno hizo nada serio para el combate a la desertificación, pero éste es peor que los otros”. La investigadora portuguesa Ana Morgado defiende la tesis de que el alcornoque puede convertirse en el árbol insignia para combatir la desertificación.

Según Morgado, el alcornoque, que en Portugal ocupa una superficie de 736.700 hectáreas, se distingue por su alto valor ambiental, social y económico. Tiene la cualidad de prestar excelentes servicios ambientales: la conservación del suelo, la regulación del ciclo del agua, fijación de carbono y la conservación de la biodiversidad. La recolección del corcho es también un proceso ambientalmente sostenible, ya que no se talan los árboles, y sólo se realiza cada nueve años.

Portugal es el principal país productor y exportador de corcho del Mundo. La gigantesca corchera lusa Amorim produce más de 3.000 millones de tapones al año.

COMBATIR LA DESERTIFICACIÓN

Portugal dispone de un Programa de Acción Nacional de Combate a la Desertificación  (PANCD), aprobado por el Consejo de Ministros en junio de 1999. Fue elaborado tomando en cuenta el espíritu de la Convención de Combate a la Desertificación, que consiste en estimular a que participen las poblaciones afectadas, en la identificación de los problemas que provocan este fenómeno, así como para la búsqueda de soluciones.

El PANCD define varios objetivos estratégicos: conservación de lo suelos y del agua, luchar para que las personas en edad laboral no abandonen los medios rurales, recuperación de las áreas afectadas, e incorporar a los ciudadanos en la lucha contra la desertificación. Sin embargo, en opinión de las asociaciones ambientalistas lusas, este programa no ha pasado de las buenas intenciones. Estas entidades estiman que este programa  “permanece en las gavetas de las diferentes dependencias del Estado, sin que se apliquen las medidas enunciadas”.

Pero el pasado 17 de abril llegó desde el otro lado del Atlántico la noticia de que Brasil cuenta con un Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales para vigilar la deforestación de la región amazónica, que opera en conjunto con China. En esa fecha se informó de que los gobiernos de Brasil, Portugal y Mozambique pretenden desarrollar un sistema conjunto de medición del avance de la desertificación en sus respectivos países, con el uso de imágenes de satélite.

El sistema permitirá a las autoridades de los tres países de habla portuguesa dimensionar y vigilar constantemente el proceso de avance de áreas desérticas y áridas en sus territorios, informó el ministerio brasileño de Ciencia y Tecnología. El proyecto conocido como “Desertwatch” (observador del desierto) ya cuenta con financiación de la Agencia Espacial Europea (ESA y podrá ser ofrecido posteriormente a otros países.

Mediante la permanente comparación de imágenes de satélites los tres países podrán conocer el avance de la desertificacióny adoptar a tiempo medidas preventivas. Es probable de que el uso de avanzadas tecnologías pueda servir para que Portugal luche de manera más eficaz contra el flagelo de la desertificación.

Despiece

UNA ESTRATEGIA

Los cambios climáticos forman parte inseparable del fenómeno de la desertificación. El pasado 1 de abril, el Consejo de Ministros de Portugal aprobó la Estrategia Nacional de Adaptación a las Alteraciones Climáticas.

Define varios objetivos básicos: una base científica y sólida de datos, llevar a todos los participantes sociales el conocimiento de las alteraciones climáticas y seguir las negociaciones sobre el tema en los diversos foros internacionales. A las autoridades regionales y municipales se les pide que hagan uso de los conocimientos detallados que poseen de  su territorio para elaborar medidas que disminuyan los impactos de los fenómenos climáticos.

A los ciudadanos se les pide que alteren sus hábitos de conducta y que aumenten la colaboración, cuando se trata de enfrentar emergencias debido al clima. Para este trabajo fue creada una comisión, así como un panel de científicos, junto a un representante del Ministerio de Defensa y otro de Sanidad.

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